La educación en España está marcada por una serie de debilidades y carencias que vienen arrastrándose y perpetuándose a lo largo de los años. La necesidad de un cambio es urgente y, sin embargo, la acción de los políticos ha sido, como a menudo, completamente insatisfactoria.
Precisamente otro de los grandes problemas educativos españoles es la gran confusión legislativa que existe, con un gran número de políticas y reformas educativas puestas en marcha en pocos años. Estas reformas, con intereses y direcciones contrarias, no han hecho más que postergar el tan necesario pacto educativo del que todo el mundo habla pero al que nadie está dispuesto a llegar.
Por otra parte nos encontramos con los problemas reales educativos a los que el país tiene que hacer frente: el "bajo" nivel de preparación del alumnado (reportado a través de los informes PISA), el grande y creciente abandono y fracaso escolar, etc. Todas estas debilidades han de ser solventadas, y todos debemos esforzarnos por encontrar las soluciones y ser partícipes de ellas.
Propuestas que en mi opinión serían útiles y beneficiosas para el sistema educativo son: una mayor inversión en educación, unas políticas que aseguren el acceso a la misma para todos los ciudadanos, incluso aquellos en riesgo de exclusión social, un acuerdo político que unifique, simplifique y mejore las reformas educativas, y, de manera más importante, una mejora en la formación y el desempeño profesional del profesorado; tema que trataré de forma más desarrollada en otra de mis entradas: La formación del profesorado.
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