martes, 2 de noviembre de 2021

Not quite my tempo


Siempre que se habla de la docencia musical sale a colación la película Whiplash. Y aunque a una gran mayoría del público nos encante, apasione e incluso te de unas irresistibles ganas de ser baterista de jazz, es un ejemplo perfecto de todo lo que NO hay que hacer en el ámbito educativo. 

El profesor Fletcher encarna el tipo de pedagogía tradicional en la que la preeminencia y autoridad del docente es total. En este sentido, también vemos reflejado el estilo docente autocrático y autoritario, en este caso sin ningún rasgo de benevolencia. Se imponen desde un primer momento y de forma clara los valores y las normas del profesor, quien ostenta el poder absoluto para dispensar premios y castigos a su antojo. En este caso, el premio es la promesa constante de un reconocimiento y un prestigio infinito que nunca termina por llegar, contrariamente a los continuos y extremos castigos que impone a los alumnos cuando estos no cumplen con sus expectativas. 

La película ilustra perfectamente una relación completamente tóxica entre un profesor autoritario y abusivo y un alumno extremadamente complaciente y obediente que le idolatra. Nos sirve para entender como se puede llegar a formas extremas de abuso y acoso escolar, aparentemente disfrazado de disciplina. 

Fletcher llega incluso a la violencia física con sus alumnos, arrojando una silla y humillando al protagonista en numerosas ocasiones frente a sus compañeros. Posteriormente, se justifica y confirma su postura extremadamente autocrática a través de una anécdota que explica cómo Charlie Parker llegó a convertirse en el mejor saxofonista de la historia del jazz gracias a la exigencia insana a la que fue sometido por sus profesores. De esta manera se convence asimismo y trata de convencer a Andrew (su alumno) de que la educación que no lleva una disciplina enfermiza, y es más permisiva es un fracaso complaciente para gente mediocre. De otra manera, induce en la mente de Andrew que si no lleva ese tipo de autoexigencia tóxica, nunca llegará a ser un buen músico. 

Esta película nos alumbra de manera genial sobre los peligros de este tipo de pedagogía y exigencia extrema. Asistimos a cómo este tipo de comportamientos y conductas pueden perfectamente provocar trastornos de ansiedad y depresión con desenlaces fatales. 

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